jueves, 28 de octubre de 2010

El lado oscuro del deporte

Hoy voy a hablar sobre una de las caras más amargas del deporte, os voy a hablar sobre la trampa, sobre esa gente que no puede llegar a la élite y recurre a sustancias extras que les permita aumentar su rendimiento y llegar o mantenerse en ella.

Sí, todos lo habéis adivinado, os voy a hablar sobre dopaje, esa palabra que tanto miedo da nombrar en el mundo del deporte. A todos cuando os hablo de dopaje seguramente se os venga a la cabeza el último caso que ha sonado con fuerza, el del ciclista español, tricampeón del Tour de Francia entre otros grandes resultados, Alberto Contador, también hay que decir que en este caso la cantidad de clembuterol que se le halló al de Pinto es mínima y que el se ha declarado inocente dando el motivo de una contaminación alimenticia. Por ello mismo, no quiero centrarme en este artículo a discutir sobre si Contador se dopó o no, ni tampoco quiero nombrar todos los casos de deportistas que han hecho historia y que luego han resultado ser victimas de algún control antidoping porque, aparte de que no me gusta particularizar, la lista sería bastante amplia... (a la cabeza se me viene el caso del marchador Paquillo Fernández).

Este artículo lo quiero dedicar a intentar responderme una pregunta que se me viene a la cabeza cuando nombro la palabra dopaje, ¿por qué los deportistas recurren a sustancias extras?

El primer motivo que se me viene a la cabeza es el ansia de éxito que les lleva a querer más de lo que un cuerpo puede lograr; es decir. el cuerpo humano de cada uno en mi opinión tiene un límite que no se puede sobrepasar (el cuerpo te dice "basta") y el deportista cuando ve que ya ha llegado a ese límite quiere ampliarlo, entonces es cuando recurre a recursos exteriores a su cuerpo.

Otro motivo es la presión que se genera en el entorno de un deportista. Un deportista de la magnitud de los que hemos nombrado anteriormente mueven masas y esto hace que se cree una presión superior a la presión que se le puede crear a cualquier otro deportista menos mediatizados. Esta presión extra hace que no el deportista tenga que agradar a su público y tratar de conseguir más público aún, pero como no puede dar más de sí, vuelve a recurrir al doping.

Quizás doping vaya a haber siempre, quizás sea imposible erradicarlo del todo porque siempre va a haber alguien que quiera ser superior a su oponente y no pueda conseguirlo mediante tan solo un entrenamiento especializado; pero pienso que desde la escuela se puede tratar de educar a los niños primero enseñándoles que es más importante agradarse a sí mismo que agradar a los demás, que no es necesario acudir a nada más para agradar, que cada uno tiene lo que tiene y lo tenemos que aceptar. Ese debe de ser el principio del fin de este lado oscuro del deporte que es el doping.

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